Vol. 5 No. 1
©Derechos de autor reservados 2003
Un estudio de huesos
Sinopsis
El presente artículo describe un estudio de huesos que realizaron niños de 5 anos de edad en una escuela bilingüe ubicada en la Ciudad de México. El artículo describe el proceso y muestra los resultados que obtuvieron los niños durante las tres fases del proyecto por medio de fotografías y otras formas en que se documentó el trabajo de los niños. El artículo concluye con reflexiones tanto de la autora como de los padres de los niños.
Información de fondo
El Colegio Eton es una institución bilingüe (español-inglés) que se ubica en la Ciudad de México. El alumnado de la escuela consiste principalmente en niños mexicanos que no hablan inglés en casa. En el Departamento de Preescolar, que atiende a niños de 2 a 6 años de edad, la enseñanza se imparte exclusivamente en el idioma inglés. La enseñanza bilingüe propiamente dicha comienza a partir de 1° de primaria y continúa hasta 6° de bachillerato (de los 7a los 19 años de edad). Debido a que nuestros niños más pequeños apenas comienzan a estar expuestos al idioma inglés, muchos maestros consideran que sería virtualmente imposible para estos pequeños mantener discusiones o hacer preguntas en un lenguaje que están aprendiendo. Sin embargo, este artículo demuestra que se puede realizar el trabajo de proyecto con niños pequeños que están siendo educados bajo un programa de inmersión total en un segundo idioma.
Proyecto emergente y planeación preliminar
Durante el mes de septiembre, los alumnos de kinder habían trabajado sobre el tema del cuerpo humano. Empezaron a hablar sobre sus experiencias personales con los doctores y a relatar ocasiones en que se habían lastimado, expresando un interés particular por los accidentes y las fracturas de huesos.
La maestra trajo al salón de clases varias radiografías, un par de muletas y algunos otros artículos como rodilleras y férulas neumáticas para que los niños pudieran usarlas para hacer dramatizaciones. Ella quería ver si el interés de los niños por este tema era lo suficientemente intenso como para iniciar un estudio a mayor profundidad del mismo. La maestra exploró la posibilidad de invitar a un experto al salón de clases, así como la posibilidad de organizar una visita al departamento de radiología de una clínica u hospital. Todo se dio como se esperaba y entonces, la maestra decidió abordar el estudio de este tema para desarrollar un proyecto.
Fase 1
La maestra y la directora hablaron sobre los intereses de los niños y las conversaciones sostenidas por los niños durante las dramatizaciones, mismas que la maestra había anotado mientras recorría el salón de clases con un cuaderno de notas en la mano. Juntas, ellas hicieron una red de conceptos para visualizar las maneras posibles de desarrollar el tema.
La directora fue al salón de clases y les contó cómo se había lastimado el tobillo. Ella explicó por qué tuvo que usar una férula neumática y les enseñó cómo ponérsela.
Los niños comenzaron a relatar historias personales sobre familiares o amistades que se habían fracturado un hueso. Teli, una de las niñas del grupo, les contó a sus compañeros sobre una ocasión en que se fracturó la clavícula cuando se cayó del carrito del supermercado.
Los niños hicieron dibujos de memoria de sus huesos y luego mostraron sus dibujos a sus compañeros durante una junta de grupo.
Los niños empezaron a hacer preguntas sobre los huesos y la maestra anotó sus preguntas en una cartulina que después pegó en el pizarrón del salón de clases.
- ¿Cuántos huesos tenemos?
- ¿Qué hay adentro de nuestros huesos?
- ¿Cómo sabe un doctor que un hueso está roto?
- ¿Qué cosas usa un doctor?
- ¿Los huesos de las personas son iguales a los huesos de los perros?
- ¿Cómo es un aparato de rayos X?
- ¿Cómo funciona un aparato de rayos X?
- ¿Cómo se endurece un yeso?
- ¿Hay muchos colores diferentes de yeso?
- ¿Qué pasa cuando se moja un yeso?
- ¿Cómo se puede quitar un yeso una persona?
- ¿Qué tipo de zapatos usamos cuando tenemos el pié enyesado?
- ¿Cuántos niños tienen huesos rotos?
- ¿Cuáles animales tienen huesos?
- ¿Cómo podemos cuidar nuestros huesos?
Una niña trajo una radiografía de su perro y la comparamos con una radiografía de huesos humanos. Luego hicimos un diagrama de Venn para registrar los datos.
La directora trajo algunos huesos de pollo y los niños los observaron a través de una lupa. Luego, ellos hablaron de sus predicciones en cuanto a lo que pensaban que había adentro de los huesos e hicieron y etiquetaron dibujos de huesos.
Después de un par de días, rompimos los huesos de pollo para abrirlos y los pusimos debajo de una lupa. Los niños los examinaron cuidadosamente e hicieron un dibujo por observación. Más tarde, compararon sus predicciones contra lo que habían observado. Ellos disfrutaron enormemente esta actividad y cuando hablaron de sus hallazgos durante la junta de grupo, todos los niños se rieron de sus predicciones.
Un grupo de niños mostró interés por averiguar cuántos alumnos de la escuela tenían algún hueso roto en ese momento. Ellos diseñaron una manera de hacer una encuesta y encuestaron a todos los grupos. Los niños descubrieron que había ña en la escuela que tenía el brazo roto.
Fase 2
Para prepararse para la visita, los niños predijeron qué era lo que creían que iban a ver en la clínica. La maestra anotó las predicciones de los niños en una cartulina que pegó en el pizarrón del salón para que pudieran revisarlas a su regreso. La mayoría de los niños mostraron un especial interés por ver un aparato de rayos X. Antes de salir a la visita, ellos predijeron qué tan larga sería la unidad de rayos X. Las medidas del aparato se estimaron calculando cuántos niños se tendrían que alinear para abarcar la longitud de la unidad de rayos X.
Cuando llegamos a la clínica, el abuelo de Teli, un doctor que trabaja ahí, ya nos estaba esperando en el estacionamiento. Primero nos llevó a visitar el laboratorio. Ahí, los niños pudieron ver muestras de sangre a través de un microscopio. Los niños recordaron que lo que hay adentro de sus huesos es médula ósea. La maestra comentó que las células de la sangre se producen adentro de nuestros huesos.
Algunos niños hicieron dibujos por observación del microscopio y de lo que vieron a través del mismo.
Luego, fuimos al Departamento de Radiología. Los niños tuvieron la oportunidad de ver el monitor de una computadora donde los doctores ven las radiografías. También vimos imágenes de cómo se ven los distintos huesos. Esta experiencia despertó el interés de algunos niños, quienes decidieron tomar notas.
Luego, fuimos a ver el aparato de rayos X. El doctor nos enseñó cómo funciona la unidad y cómo se toman las radiografías.
El doctor dejó que los niños se quedaran un rato en la sala de rayos X para que pudieran hacer dibujos del aparato y de la sala misma y también para que pudieran hacer anotaciones sobre lo que habían observado.
Luego, los niños se sentaron en la sala de rayos X y el doctor respondió las preguntas que ellos le habían dictado a la maestra en la escuela.
Los niños midieron la mesa del aparato de rayos X alineándose junta a ella para ver si sus predicciones habían sido acertadas. Carolina, quien había predicho que el aparato mediría 100 niños de longitud, dijo: "Lo que dije en la escuela fue realmente tonto, ahora sé que el aparato sólo mide nueve niños de largo".
Después de la visita, los niños contaron historias sobre las experiencias que tuvieron durante su práctica de campo. Ellos hicieron una reseña de lo que vieron y compararon su narración de la visita con las predicciones que habían hecho antes de la misma. Llegaron a la conclusión que sí vieron personas enfermas, doctores, enfermeras y el aparato de rayos X, pero que no vieron consultorios ni instrumentos.
Después de la reseña, los niños hicieron anotaciones en un diario para expresar qué fue lo que más les interesó de la visita.
Al día siguiente, durante nuestra junta de grupo de cada mañana, nos dimos cuenta que había mucho por hacer. Los niños y la maestra hicieron sugerencias respecto del trabajo que había que realizar. Formamos varios grupos y los niños escogieron en qué querían trabajar.
Representación de los conocimientos
Escribirle una nota de agradecimiento al abuelo de Teli (el doctor que nos atendió en la clínica). Un grupo de niños habló sobre la visita y sobre lo que querían escribir. Algunos escribieron sobre los huesos y el aparato de rayos X y otros hicieron dibujos.
Convertirse en expertos en huesos. Algunos niños mostraron interés en averiguar los nombres de los huesos y el lugar en que se encuentran dentro del cuerpo. Trabajaron en parejas y etiquetaron un diagrama del esqueleto, buscando en libros la información que necesitaban. Cada uno de los niños se aprendió algunos nombres y compartió sus conocimientos con el resto del grupo al final del día, cuando cada equipo reportó en qué había trabajado durante la sesión.
Un grupo de expertos en huesos quiso averiguar la longitud de diferentes huesos y se dieron a la tarea de medirlos usando cubos Unifix. Algunos niños midieron el fémur, otros midieron el húmero, otros el radio y así sucesivamente. La maestra les enseñó cómo podían usar una regla para medir la longitud de sus propios huesos.
Los niños averiguaron cuáles son los huesos más pequeños y más grandes que hay en el cuerpo, así como cuántos huesos conforman el esqueleto humano.
Los niños de un equipo hicieron dibujos por observación de fotografías de esqueletos que encontraron en libros.
Construcción de huesos. Otro equipo de niños primero dibujó un plano grande de lo que quería hacer. Este plano mostraba la parte interna y la parte externa de un hueso. Ellos etiquetaron las diferentes partes de un hueso, incluyendo palabras como médula ósea y glóbulos rojos.
Luego, los niños decidieron cuál hueso querían construir, seleccionándolo de un diagrama que observaron. La maestra anotó sus nombres junto a los huesos que escogieron para que les sirviera de referencia visual mientras estuvieran trabajando.
Los niños escogieron las cosas que necesitarían y comenzaron a construir diferentes huesos. Usaron materiales reciclados para construir la parte externa del hueso y esponja para representar la parte interna de los huesos. Luego pintaron sus creaciones y las etiquetaron. Este equipo de niños trabajó en esto durante cuatro sesiones, hasta que terminaron sus huesos.
Construcción de un aparato de rayos X. Algunos niños observaron las fotografías que tomaron del aparato de rayos X durante su visita a la clínica. Ellos discutieron lo que observaron e hicieron una lista de las cosas que necesitarían para construir el aparato. Luego, numeraron las fotografías para que cada uno pudiera hacerse cargo de construir una parte específica del aparato. Después, dibujaron un enorme plano en el piso de cómo debería ser el aparato.
Un niño pensó en la longitud del aparato y la representó con cubos Unifix. "Yo quiero que la máquina sea de 48 cubos Unifix de largo". La maestra usó un metro para medir los cubos que estaban alineados en el piso con el fin de enseñarle a su alumno que las cosas se pueden medir de diferentes maneras. El niño le ayudó y la maestra dijo. "48 cubos Unifix es igual a 1,9 metros".
Los niños seleccionaron materiales reciclables y se pusieron a trabajar en la construcción del aparato. Ellos observaron cuidadosamente las fotografías, porque querían hacerlo lo más parecido posible a un "aparato de verdad". Ellos etiquetaron las partes del aparato de rayos X y también anotaron para qué sirve cada parte. Los niños terminaron su trabajo al cabo de seis sesiones.
Todos estábamos sorprendidos de la semejanza que guardaba la creación de los niños con un aparato real de rayos X.
Surgen nuevas preguntas: ¿Quiénes tienen huesos?
Al inicio de una sesión de trabajo, la maestra celebró una junta de grupo. Sharian había traído algunos huesos humanos y ella quería que todos los vieran. Varios niños comentaron que sus padres tenían huesos de animales en casa. La maestra les pidió a los niños que trajeran los huesos a la escuela y agregó que podrían hacer una exhibición de huesos para que todos los vieran. Luego empezaron a discutir si todos los animales tenían huesos y un niño dijo que algunos sí y otros no. Entonces, la maestra les preguntó si ellos creían que los peces tenían huesos. Una niña recabó las opiniones de sus demás compañeros, preguntándoles uno por uno si pensaban que los peces tenían huesos o no. Ella iba marcando rayas por cada respuesta afirmativa o negativa que le daban sus compañeros. Luego, contó las rayas para ver qué es lo que creía la mayoría de los niños. Luego, la maestra preguntó: "¿Cómo podemos averiguar si un pez tiene huesos?"
Ximena: "Le podemos
preguntar a un veterinario".
Victor: "Le podemos preguntar a un doctor".
Valeria: "Podemos conseguir un pescado y abrirlo para ver si tiene
huesos o no".
La mayoría de los niños mostraron mucho interés por la última opción y la maestra estuvo de acuerdo en probar esta alternativa.
Algunos niños dibujaron lo que pensaban que había adentro de un pez. Un niño se quedó pensativo durante un rato. La maestra se acercó a él y le preguntó: "Eddy, ¿te pasa algo?" Él le contestó que no con la cabeza. "¿Qué crees tú que haya adentro de un pez?" Eddy dijo: "Un esqueleto". Entonces la maestra lo alentó a que hiciera un dibujo de cómo creía él que era un esqueleto de pescado y el dibujo que se muestra en la Figura 55 es lo que hizo.
Durante el siguiente período de trabajo, los niños pudieron constatar por ellos mismos si los peces tienen o no huesos, al abrir un pescado en el laboratorio de ciencias.
Los niños hicieron dibujos por observación del pescado y anotaron el número de huesos que contaron.
Los niños siguieron hablando sobre huesos de animales y algunos de ellos trajeron algunos huesos de casa para enseñárselos a sus compañeros. También pesaron los huesos de animales y compararon los datos.
Algunos niños decidieron escribir un libro sobre animales que tienen huesos. Luego hicieron el libro dibujando el esqueleto del animal sobre un acetato y el animal en papel y colocando el acetato sobre el papel.
Varios niños seguían insistiendo en encontrar las respuestas a algunas de las preguntas que plantearon al inicio del proyecto y que aún no habían sido respondidas, entonces decidimos que era momento de invitar a un experto para que viniera a darles una plática al salón de clases. La maestra habló con un ortopedista y le pidió que se enfocara en responder las preguntas que los niños habían planteado antes de su visita.
- ¿De qué está hecho un yeso?
- ¿Qué colores de yesos hay?
- ¿Qué pasa si se moja un yeso?
- ¿Cómo se quita un yeso?
- ¿Cuánto tarda un yeso en endurecerse?
- ¿Cómo se mantienen juntos los huesos?
- ¿Cómo podemos cuidar nuestros huesos?
- ¿Por qué tenemos huesos?
- ¿Para qué sirve cada parte de un aparato de rayos X?
El ortopedista puso un yeso en el brazo de una niña. Los niños miraron el reloj para averiguar cuánto tiempo tarda un yeso en endurecerse. El ortopedista también les explicó cómo podemos cuidar nuestros huesos. Él respondió todas sus preguntas y los niños también tuvieron la oportunidad de ver los instrumentos del doctor.
Una nueva área de interés: Cuidando nuestros huesos
El día después de la visita del doctor, un niño trajo un casco de su casa. Él explicó que lo usaba cuando andaba en su bicicleta y que el casco le ayudaba a cuidar su cráneo. Durante los próximos días, varios niños trajeron diversos artículos que protegían sus huesos de las fracturas. Ellos se los probaron y los usaron para hacer una dramatización.
Mientras los niños hacían dramatizaciones con el equipo, nos sorprendió una visita inesperada. Ella era una anterior alumna de preescolar que se había roto una pierna. La invitamos a pasar a nuestro salón de clases y ella compartió su historia con los niños. También dejó que los niños usaran sus muletas.
Debido a que el interés de los niños se enfocaba en cómo cuidar de sus huesos, la maestra trajo a la escuela diversos alimentos que contienen calcio. Ellos cocinaron pasta con queso y probaron muchos productos lácteos diferentes.
Algunos niños formaron un equipo y decidieron convertirse en detectives de calcio. Su tarea era buscar la palabra calcio en las etiquetas y cajas de productos alimenticios para determinar si eran buenos para sus huesos.
Los detectives de calcio pensaron que sería una buena idea decirles a sus compañeros de clase cuáles productos podían comer para fortalecer sus huesos. Ellos diseñaron "Menús para tener huesos fuertes", los cuales compartieron con sus compañeros. Luego exhibieron los menús en su salón de clases para que todos pudieran verlos.
Todo el grupo contribuyó a la redacción de un poema original sobre huesos y todos los niños se aprendieron el poema.
Yo tengo
huesos
Tengo huesos
en mis brazos.
Tengo huesos en mis manos.
Tengo huesos en mis piernas y en mis caderas también los
hay.
Tengo un cráneo en mi cabeza y costillas en mi pecho.
Tengo huesos en mi cuerpo que crecen cuando duermo.
Originalmente, el último verso del poema era "Cuando duermo mis huesos descansan", pero uno de los niños argumentó que nuestros huesos crecen mientras dormimos. El resto del grupo estuvo de acuerdo en hacerle cambios a este último verso.
Preparativos para el montaje del Museo de Huesos
Debido a que los niños habían traído de casa tantos artículos relacionados con el tema y habían trabajado tanto, la maestra comenzó a preguntarse cómo podrían montar una exhibición que incluyera todo esto. Entonces se le ocurrió la idea de montar un museo de huesos. Los niños acogieron su sugerencia con mucho entusiasmo y empezaron a pensar en lo que tendrían que hacer para montarlo y cuáles artículos tendrían que incluir. Después de unas cuantas discusiones, los niños formaron comités para dividirse el trabajo. Los diversos equipos de trabajo que formaron se encargaron cada uno de escribir etiquetas para los artículos que se iban a exhibir, diseñar una invitación, hacer un letrero grande con el título de la exhibición, encargarse de los bocadillos y armar los escaparates de exhibición.
Después de seis semanas de trabajo intenso y productivo, los padres de nuestros alumnos vinieron a la escuela para compartir con sus hijos todo lo que ellos habían aprendido sobre los huesos y para ver todo el trabajo que habían hecho.
Los niños cantaron y bailaron una canción sobre huesos. Luego, la maestra hizo una presentación en PowerPoint con fotografías y muestras del trabajo de los niños que había ido preparando desde el inicio del proyecto para irlo documentando.
Después de la presentación en PowerPoint, los expertos en huesos compartieron sus conocimientos con sus padres, respondiendo a las preguntas que ellos les hacían. Los niños también tuvieron la oportunidad de hacer preguntas al público y les divertía mucho ver que sus mamás y papás no se sabían algunas respuestas.
Luego, invitamos a los padres a pasar al Museo de Huesos con sus hijos.
Conclusión
En años anteriores, ya había tratado de desarrollar diversos proyectos en nuestra escuela. Mis conocimientos sobre el Método de Enseñanza por Proyectos ("Project Approach") se basaban en la lectura de todos los libros que había podido encontrar sobre este tema. Había escuchado diversas ponencias durante las conferencias de la Asociación Nacional para la Educación de Niños Pequeños ("National Association for the Education of Young Children" o NAEYC) y me inscribí al Project-L listserv (Project-L). Como soy la directora del Departamento de Preescolar de mi escuela, es mi deber motivar e instruir a mis maestras para poder brindar la mejor educación posible a nuestros alumnos. Yo sabía que el trabajo por proyectos era la opción que yo quería que ellos siguieran. Traté de comunicar mi entusiasmo y mis conocimientos de la mejor forma que pude a mis maestras. Unas cuantas maestras tuvieron éxito en sus proyectos, otras no e incluso otras nunca terminaron los proyectos que iniciaron. Muchas de mis maestras argumentaban que era imposible desarrollar un proyecto en un segundo idioma con niños tan pequeños y se dieron por vencidas antes de siquiera intentarlo. Nuestra energía se vio renovada este año después de que la Dra. Sylvia Chard vino a nuestra escuela a impartir un taller de tres días de duración. Mis maestras se emocionaron mucho y yo me sentí mejor preparada para guiarlas.
Una de las maestras quiso empezar un proyecto de inmediato y juntas realizamos el Proyecto de Huesos. Al principio, nuestros alumnos tuvieron dificultades para hacer preguntas y nosotras nos preguntamos si estas dificultades pudieran ser a causa de la barrera del lenguaje. Sin embargo, a medida que fue avanzando el estudio, comprendimos que los niños no estaban acostumbrados a hacer preguntas porque siempre se les había dado la mayoría de la información. Después de modelar el planteamiento de preguntas lo suficiente, ellos comenzaron a preguntarse y a hacer todo tipo de preguntas. Ellos entremezclaban palabras en español si no tenían suficiente vocabulario en inglés, pero fueron capaces de expresar sus pensamientos e ideas con bastante claridad. Ahora sabemos que el trabajo de proyecto ciertamente puede ser realizado en un segundo idioma con niños pequeños.
A lo largo del Proyecto de Huesos, los niños de kinder fueron capaces de aplicar habilidades básicas a la resolución de problemas reales. No sólo cumplieron con los requerimientos para su edad y grado escolar, sino que superaron nuestras expectativas en cuanto a los conocimientos y las habilidades que adquirieron.
Este proyecto motivó un cambio importante en nuestra escuela, porque la automotivación, el entusiasmo, el interés y la disposición a trabajar arduamente de los niños, así como la creatividad y las habilidades para resolver problemas que mostraron, asombraron a otras maestras que habían estado renuentes a intentar el trabajo de proyecto.
Los padres de los niños no habían sido informados de que estábamos trabajando de una manera diferente. No obstante, todos ya adivinaban que algo había cambiado porque el interés que mostraron sus hijos por este tema se vio reflejado en casa. Algunos padres compartieron estos comentarios con nosotros después de que había concluido el proyecto:
Como padres, siempre le preguntábamos a nuestro hijo que había hecho en la escuela. Su respuesta siempre había sido la misma -"nada" o "jugué"- hasta que su grupo empezó a estudiar el tema de los huesos. De inmediato nos empezamos a enterar qué había hecho en la escuela porque llegaba a casa a contarnos. Él involucró a toda la familia, compartiendo con nosotros lo que había aprendido y haciéndonos todo tipo de preguntas. En casa, pasaba largos ratos buscando cosas significativas que pudieran estar relacionadas con el proyecto para que pudiera llevarlas a la escuela. Nuestro hijo estaba sumamente motivado y todos quedamos asombrados al ver todo lo que aprendió. (Padres de Fernando)
Siempre me ha gustado participar en lo que hace mi hija en la escuela, pero quedé realmente sorprendida cuando vi a Inés y a sus compañeros abordar un tema desde tantos puntos de vista diferentes. Ellos aplicaron muchas habilidades: musicales, manuales, analíticas, deductivas, de observación, científicas, culinarias y lingüísticas. Este es el tipo de educación que quiero para mi hija: aprender al averiguar más sobre lo que le interesa y no mediante la memorización de datos irrelevantes. (Mamá de Inés)
Agradecimientos
Quiero expresar mi más profundo agradecimiento a la Dra. Sylvia C. Chard, por todo lo que me ha enseñado y por su orientación y apoyo, los cuales me permitieron no sólo adquirir una comprensión más cabal, sino también enamorarme con el Método de Enseñanza por Proyectos ("Project Approach"). Quiero agradecer también a Miss Ivette Alkón, la maestra de kinder que tuvo la visión y el interés por abordar el estudio de este tema.
Acerca de la autora
Yvonne Kogan, Maestra en Educación, es la directora del Departamento de Preescolar del Colegio Eton en la Ciudad de México, cargo que ha desempeñado durante los últimos trece años. Sus intereses incluyen el trabajo de proyecto y el desarrollo artístico de los niños.
Yvonne
Kogan
Plan de Barrancas 96
Col. Lomas de Chapultepec
C.P. 11000
México D.F.
México
Correo electrónico: yvonnekogan@att.net.mx