Vol. 7 No. 1
©Derechos de autor reservados 2005
El Proyecto de Almuerzos
Sinopsis
El presente artículo discute un proyecto sobre los almuerzos emprendido por una clase de niños de 3 a 5 años de edad en un programa preescolar del estado de Iowa. Tras una descripción de la escuela y las metas del proyecto, se presentan las tres fases del proyecto además de las reflexiones de la maestra sobre el mismo. Se incluyen también fotografías sacadas para documentar el proyecto.
Información de fondo
Dunlap Exemplary Preschool (Programa preescolar ejemplar Dunlap) es un proyecto cooperativo de la organización caritativa United Way y el Distrito de Escuelas Públicas de Des Moines (Iowa). United Way proporciona los fondos y el Distrito de Escuelas Públicas supervisa las funciones diarias del programa. Diecisiete niños de 3 a 5 años de edad asisten al programa de lunes a jueves de 8:15 a.m. a 3:15 p.m. Ocho de los niños participantes del presente proyecto hablan inglés como segundo idioma. El personal está compuesto de una maestra principal, Josie Floerchinger, y una ayudante de maestros, Noemí Méndez. El Proyecto de Almuerzos se llevó a cabo en febrero y marzo del 2004.
Metas de aprendizaje para el proyecto
Al comenzar los planes iniciales del Proyecto de Almuerzos, yo tenía presentes varias metas para los niños:
- Asegurar que cada niño o niña de nuestra clase tuviera la oportunidad de participar en algún aspecto del proyecto basado en sus intereses.
- Ayudar a los niños a desarrollar la habilidad de formular preguntas a fin de obtener más información.
- Ofrecer oportunidades para que grupos de niños colaboraran para alcanzar una meta común.
- Ayudar a los niños a desarrollar la habilidad organizacional de planificar antes de llevar a cabo una construcción o escenificación.
- Ayudar a los niños a llevar a cabo actividades con inventiva y flexibilidad.
- Ayudar a los niños a describir los trabajos de algunas personas y lo que se requiere para hacerlos.
- Ayudar a los niños a entender que ni las cosas simplemente se presentan como por magia, ni los eventos suceden por su cuenta, sino que ocurren debido a un proceso que consta de una secuencia de eventos.
Fase 1. El comienzo del proyecto: la construcción del camión de alimentos
Para aprender sobre las diferentes maneras de mantener un cuerpo sano, se habían discutido en clase los alimentos saludables y los grupos básicos de alimentos. Yo había traído al aula pasta para moldear amarillo, rojo, verde, anaranjado y de color café para que los niños hicieran modelos de alimentos saludables. Se empezó a revisar cada día nuestro menú del almuerzo escolar. Grupos de niños entonces hacían los varios alimentos que se les servirían de almuerzo y a poco tiempo usaban cacerolas para hornear y bandejas de poliestireno para sus juegos dramáticos de preparar y comer el almuerzo. Después de varios días de tales juegos les pregunté a los niños: "¿Quién piensan que prepara nuestros almuerzos?". Muchos niños no estaban seguras, pero algunos estaban convencidos de que Noemí, la ayudante de maestros, hacía los almuerzos porque ella traía todos los días las carretas de alimentos. La clase se reunió en el círculo y los niños comenzaron a compartir sus ideas sobre lo que sabían acerca del almuerzo. Creamos nuestra primera red de conceptos (Figura 1).
A partir de la discusión de los niños me di cuenta que tenían poco conocimiento de fondo sobre el proceso de la preparación de nuestros almuerzos. Sí sabía que el almuerzo era un evento muy importante de nuestra rutina diaria. Los niños estaban especialmente entusiasmados con la tarea de ser el ayudante del almuerzo, quien ayudaba a Noemí a poner la mesa y servir las comidas a los demás niños de la clase. Yo empezaba a pensar que el almuerzo representaría un buen tema a explorar por medio de un proyecto.
Uno de los primeros descubrimientos de los niños fue que los alimentos para nuestros almuerzos se traían a la escuela en un camión. Salimos afuera para observar al conductor del camión mientras descargaba las carretas de alimentos. Los niños quedaron asombrados. En unísono le preguntaron: "¿Dónde obtuvo nuestra comida?". El conductor les explicó que las comidas se preparaban en la cocina de Brody Middle School y que la gente de esa escuela cargaba las carretas de color café con la comida. Entonces se cargaba el camión con las carretas y él las entregaba a nuestra escuela.
Los niños se asombraron al ver que el conductor usaba un montacargas en la parte trasera del camión para levantar y bajar las carretas del camión. Miramos mientras el conductor apretaba los varios botones para subir y bajar el montacargas. Empezamos a hacerle preguntas sobre los botones. El señor explicó que tenía un juego de botones dentro del camión y otro al exterior del mismo. Un niño le preguntó adónde iba a llevar las demás carretas y le explicó que iba a entregar comidas a otras escuelas también.
Una vez que vi las expresiones de sorpresa en los rostros de los niños y observé que hacían una pregunta tras otra sobre el camión y de dónde venían nuestros almuerzos, supe que ciertamente les interesaría este tema. Comencé mi planificación preliminar de las metas que quería que los niños alcanzaran, como se explica más arriba. Sabía que probablemente les gustaría hacer su propio camión de alimentos, por lo que empecé a recoger cajas y otros materiales de construcción.
El día siguiente salimos otra vez al encuentro del camión de alimentos para sacar fotos. Los niños hicieron más preguntas sobre los botones y el montacargas. Preguntaron por qué el conductor ataba las carretas con correas. Él explicó que las usaba para evitar que las carretas rodaran de un lado a otro dentro del camión.
Un grupo pequeño de niños decidió que les gustaría hacer su propio camión de alimentos. Comenzaron mirando las fotografías del mismo que habíamos sacado. Llegaron a estar absortos en dibujar el camión con todos los detalles.
Por medio de sus dibujos, los niños descubrieron que el camión tenía dos partes: el cajón de atrás donde quedaban las carretas y la parte delantera donde el conductor manejaba el camión. Miramos las fotos y contamos las ruedas del mismo. Averiguamos que tenía cuatro ruedas atrás y dos adelante.
Quedé asombrada al ver lo detallado de los dibujos de los niños. Me habían explicado las dos partes del camión, las cuales quedaban patentes en sus dibujos. Me di cuenta que estos niños se fijarían mucho en los botones y el montacargas a la hora de crear el camión.
Después de que los niños completaron sus bosquejos, discutimos lo que pensaban que sería necesario para construir el camión. Dictaron una lista de cosas necesarias, incluso una caja de cartón de tamaño para contener un refrigerador, pintura blanca, pintura negra para las ruedas, brochas y batas para pintar. Todos fueron a recoger los materiales y emprendieron el trabajo de construir la parte trasera del camión.
Será muy provechoso para los niños enseñarles la habilidad de planificar y organizar antes de emprender una construcción. Percibí que varios niños que habían trabajado en proyectos en el pasado sabían exactamente cómo planificar y pensar en los materiales que serían necesarios.
Después de determinar los equipos que necesitarían, Angélica, José, Lindsey, David, Justin y Erica comenzaron a pintar de blanco la caja de refrigerador. Cada niño decidió cuál área iba a pintar. Al principio David dijo: "Esta caja será demasiado grande como para pintarla." El grupo se dio cuenta dentro de poco que si todos la pintaran juntos, no tomaría mucho tiempo hacerlo. Cuando completaron la tarea, estuvieron muy orgullosos de su logro.
Al día siguiente, José, Justin y Shantel empezaron a trabajar para hallar un modo de hacer un montacargas que podía subirse y bajarse. Al principio, pensábamos que el hilo o una cuerda podría servir para mover el montacargas. Luego José tuvo la idea de retorcer limpia-pipas en una cuerda larga como un cable. Él y Justin probaron las limpia-pipas para asegurar que no fueran a separarse.
Como maestra, una parte del proyecto que encontré muy emocionante fue el día que los niños decidieron construir el montacargas. Yo había dispuesto unos hilos y cuerdas, pensando que los niños tendrían la idea de usar estos materiales para hacer que el montacargas subiera y bajara. José tuvo otra idea y comenzó a hacer experimentos con las limpia-pipas. Justin se unió a él, alargaron juntos el cable del montacargas y comenzaron a tirarla para asegurar que fuera fuerte. Me parecía que estaba observando a ingenieros de construcción. Cuando se había fijado el cable y José podía ver que su idea era exitosa, sonrió con orgullo. Le dije: "José, resuelves muy bien los problemas". El niño se acercó a Noemí y le anunció: "Noemí, yo soy perito. ¡Puedo resolver los problemas!" Me di cuenta de lo poderoso que puede ser el pensamiento de los niños si les ofrecemos la oportunidad de usarlo.
José y Shantel entonces fijaron estas limpia-pipas al lado del camión y al extremo del montacargas. Las limpia-pipas hicieron que el montacargas subiera y bajara. Los dos decidieron fijar una limpia-pipas al centro del montacargas a fin de hacer un pestillo para que el montacargas no se bajara cuando no lo estaban usando.
José estuvo muy emocionado cuando montamos el montacargas porque pudo ver que su idea había sido exitosa. ¡Era un verdadero perito! José y Felipe decidieron pintar el montacargas de gris, al igual como el camión de verdad.
El conductor del camión nos había explicado que las luces rojas en la parte trasera del camión se llamaban luces de posición y que eran necesarias para que la gente pudiera ver el camión, especialmente de noche. Lindsey trabajó para elaborar luces de posición que poner en la parte trasera de nuestro camión. Rebuscó los materiales de artes y probó varios antes de decidir que los 'cacahuates' de poliestireno servían mejor.
Donna se ofreció de voluntaria para pintar los botones al exterior del camión. La niña examinó la fotografía detenidamente y luego decidió usar pintura amarilla para hacer un rectángulo. En el centro de artes halló unos taponcitos de película y los usó como botones.
David se ofreció de voluntario para hacer los botones al interior del camión. Estudió la fotografía detenidamente, halló una caja y la pintó de anaranjado. Decidió usar la idea de Donna y fijó a la caja unos tapones de película como botones. Hallamos un viejo cordón para teléfonos, justo como el cordón del camión de verdad. Con la guía de una maestra, David fijó Velcro al interior del camión y a la caja para sujetarla al camión.
A continuación nos tocó tomar la decisión sobre cómo construir la cabina del camión. Determinamos que se necesitaría otra caja grande. Se localizó y los niños decidieron pintarla de blanco al igual que el camión de verdad. Heather pintó los lados de la caja y Shantel pintó la parte superior. Ella explicó que tenía los brazos largos y podía alcanzar todas partes de la caja.
Los niños empezaron a fijarse en los detalles de la cabina. Decidieron que yo debería cortar la puerta. También querían asegurar que esta tuviera una ventana al igual que el camión de verdad. Natalia se ofreció de voluntaria para pintar en la cabina las ruedas.
Heather y José examinaron detenidamente la parte delantera del camión y me preguntaron: "¿Qué dice ese rótulo?" Les expliqué que era el logotipo del Distrito de Escuelas Públicas de Des Moines y que se había puesto al camión para que la gente supiera a quién pertenecía el camión. Cada niño se turnó escribiendo unas letras del rótulo para que todo el mundo supiera que nuestro camión era propiedad del Distrito de Escuelas Públicas de Des Moines.
Me emociono siempre que los niños me preguntan qué dice algo porque esto me señala que están llegando a ser cada vez más conscientes del lenguaje escrito. He descubierto que se presentan a lo largo de un proyecto muchas oportunidades para que los niños aprendan sobre las muchas funciones del lenguaje escrito.
Cierta mañana, después de que se había completado el exterior de la cabina, un grupo de niños volvió a encontrar al conductor del camión. Le pedimos que nos permitiera mirar el tablero de controles dentro de la cabina. Sacamos unas fotos. Shantel, Natalia y José las examinaron y empezaron a construir su propio tablero. Usaron papel duro de color negro y crayones blancos para dibujar los varios indicadores y preguntaron sobre las funciones de los mismos. Pudieron aprender sobre los conceptos opuestos al enterarse del indicador para el tanque de gasolina que se marcaba vacío o lleno, y el de la temperatura del motor que se marcaba caliente o frío. También aprendieron de la importancia de las cifras para saber a qué velocidad se está manejando.
Un aspecto valioso del trabajo en proyectos es que les ofrece a los niños la oportunidad de colaborar y de percibir que forman una comunidad de estudiantes. Shantel se había integrado recientemente a nuestra clase. Se ofreció de voluntaria para trabajar en todo aspecto del proyecto. Yo creo que de este modo ella pudo llegar a ponerse cómoda y sentirse como un verdadero integrante de nuestra clase.
Después de completarse, el camión de alimentos llegó a formar parte de nuestros juegos dramáticos que escenificaban en almuerzo. La clase decidió que se necesitaba más información acerca de cómo nuestros almuerzos realmente se preparaban. Estas actividades -de recoger información y de representar nuestros descubrimientos sobre la cocina escolar- llegaron a constituir la segunda fase del proyecto.
Fase 2. Investigación y representación
Después de elaborar nuestro camión de alimentos, decidimos que necesitábamos saber más sobre de dónde venían nuestros almuerzos y quiénes los preparaban. Planificamos una visita a la cocina escolar de Brody Middle School. Antes de nuestra visita a la cocina, escogimos las preguntas que los niños harían a fin de recabar más información sobre la misma. Los niños idearon las siguientes preguntas:
- ¿Cuáles botones del camión tienen que apretarse?
- ¿Cómo ruedan y se mueven las ruedas del camión?
- ¿Cuántas personas preparan nuestros almuerzos?
- ¿Cómo saben ustedes cuánta comida darnos?
- ¿Cómo se hacen las papas fritas?
- ¿De dónde se obtiene la leche?
- ¿Tienen ustedes máquinas que ayudan a preparar nuestras comidas?
- ¿Tienen ollas?
- ¿Cómo cocinan nuestros alimentos?
- ¿Cómo se hace el pan?
- ¿Lavan ustedes los trastes?
- ¿Limpian nuestros platos?
- ¿Quién carga las carretas de color café con las comidas?
- ¿Quién carga el camión con la comida?
Apunté las preguntas en hojas sueltas con símbolos pictóricos para ayudarles a los niños a recordar las preguntas que querían hacer. Estas hojas se fijaron en tablas con sujeta-papeles para que las lleváramos a la visita.
Aprender a formular preguntas a fin de averiguar más información representa una habilidad compleja de aprendizaje que les requiere mucha práctica y experiencia a los niños de edad preescolar. La mayoría del tiempo, los niños de esta edad vuelven a hacer declaraciones sobre lo que ya saben acerca de determinado tema en vez de intentar pensar en algo que podrían averiguar. Yo he descubierto que cuánto más experiencia tengan los niños con el trabajo en proyectos, más específicas son las preguntas que hacen. Había notado mejoras importantes en las preguntas que hacían los niños para esta visita en comparación con nuestras experiencias de visitar un estanque y un zoológico más temprano en el año escolar. Las preguntas relacionadas con esta visita se enfocaban más en el tema y claramente se hacían con el fin de averiguar información nueva.
A continuación, en preparación para nuestra visita hicimos una lista de los materiales que queríamos llevar al sitio. Los niños habían hecho tres visitas a otros sitios más temprano en el año escolar, de modo que contaban con mucha experiencia para saber cuáles materiales deberíamos llevar. La lista incluyó una mochila, un teléfono celular, números telefónicos de emergencias, un botiquín, tablas con sujeta-papeles, las preguntas, lápices y marcadores, una cámara, película y una videocámara. El día de la visita, no se nos olvidó comprobar que teníamos todas las cosas de la lista. De este modo los niños pudieron ver cómo las listas nos ayudan a recordar cosas.
Con las tablas en las manos, llegamos a la cocina escolar de Brody Middle School, listos para investigar y hallar respuestas a nuestras preguntas.
Una vez que habíamos entrado en la cocina, conocimos a Mary y a las demás personas que preparan nuestros almuerzos todos los días. Mary nos mostró el equipo que usaban para hacer nuestros almuerzos, incluso una gran olla y el gran lavaplatos que lavaba nuestras bandejas. Les fascinó a los niños el funcionamiento de este último. Los niños siguieron haciendo preguntas sobre los trabajos de cada persona de la cocina.
Al volver a la escuela, la primera cosa que hicimos fue redactarles una carta de agradecimiento a los empleados de la cocina escolar por ser tan amables al contestar nuestras preguntas. También queríamos comunicarles nuestro agradecimiento por todo su duro trabajo en preparar nuestros almuerzos cada día. Después de esto, utilizamos las fotos que habíamos sacado e información de un vídeo que grabamos en la cocina para crear varios libros sobre ella. Decidimos utilizar las respuestas que halló cada alumno a sus preguntas para crear un libro de información sobre la cocina. Cada niño hizo un dibujo y copió las palabras o le dictó su respuesta a una maestra.
Un grupo pequeño de niños decidió hacer también un libro especial sobre todas las personas que ayudaban a hacer nuestros almuerzos. Miramos las fotografías de todas las personas mientras hacían sus trabajos. Los niños dictaron lo que deseaban decir y escribimos sus palabras con la computadora. Este llegó a ser un libro muy especial de nuestra biblioteca. Mirábamos las fotografías todos los días cuando queríamos saber quién había horneado nuestro pan o quién había cocinado los vegetales.
Quedé muy emocionada al observar el interés de los niños en este libro acerca de las personas que preparaban nuestros almuerzos cada día. La creación de este libro fue un modo valioso de ayudarlos a entender los trabajos de las personas y lo necesario para llevarlos a cabo. No se trata de una actividad que se realizó una sola vez y se olvidó, sino que se discutió este tema durante el resto del año escolar. Los niños comentaban casi todos los días sobre cómo Liz hacía nuestra pizza o Sam preparaba nuestros vegetales.
Otro grupo de niños tomó varias fotos de nuestra visita al sitio y creó un cuento secuencial sobre todo el equipo que vimos y las personas que conocimos. Este libro también llegó a ser muy popular en nuestra biblioteca.
Yo creo que parte del valor de las visitas a los sitios consta de la oportunidad de realizar muchas actividades relacionadas con la alfabetización. Se expuso a los niños al proceso de hacer una lista, apuntar preguntas y contestarlas, observar todos los varios rótulos e instrucciones exhibidos en los equipos de la cocina, redactar una carta de agradecimiento y crear libros informáticos. Todas estas actividades fueron frutos naturales de nuestro proyecto.
Después de la visita a la cocina escolar, los juegos dramáticos llegaron a ser mucho más complejos y detallados. Los niños empezaron a traer viseras y delantales mientras jugaban y a asignar papeles de quién prepararía cuál alimento, como lo que habían observado en la cocina escolar. Patty aparentó ser Liz la cocinera. Juan aparentó ser Sam que usaba la máquina para cocinar al vapor. Carey aparentó ser Sara, la que hacía las ensaladas. Los niños se dieron cuenta que no tenían equipos como los de la cocina de verdad. Decidimos hacer una carreta para alimentos, un horno y una máquina para cocinar al vapor.
Un resultado inesperado de nuestra visita a la cocina de la escuela Brody fue que los niños aprendieron que los hombres también trabajan en cocinas preparando comidas. Al volver al aula, noté un cambio en las escenificaciones que sucedían en nuestra cocina de juego. Antes de la visita, los niños varones preferían manejar el camión y hacer la cuenta de entregar la comida. Después de la visita a la cocina, muchos de los niños varones participaron en crear la cocina escolar y preparar los alimentos. Querían que les llamáramos Sam como el empleado que habíamos conocido. El ver a un hombre preparar alimentos para nuestros almuerzos tuvo un gran impacto en estos niños y les enseñó a hacer cambios en los papeles de los géneros sexuales durante sus juegos dramáticos.
Angélica y Natalia decidieron hacer la carreta para alimentos. Primero, examinaron las fotografías y determinaron cuáles materiales necesitarían para hacerla. Angélica sugirió que juntáramos dos cajas con cinta adhesiva. Noemí les preguntó cuáles detalles eran necesarios. Determinaron que necesitaban hacer los mangos y los enchufes para la máquina de vapor.
Lindsey empezó a participar en el proyecto y sugirió que usaran limpia-pipas para los mangos y como pestillos para las puertas.
Al día siguiente Justin se ofreció de voluntario para ayudar a fijarle ruedas a la carreta para que pudiera desplazarse. Decidimos usar unas ruedas extras que teníamos en un estante para juguetes.
Ya estuvimos listos para usar nuestra carreta de alimentos. Juan se puso enseguida a cargarla con los almuerzos. Entonces pudimos llevarla al camión para entregarlos a nuestro programa preescolar.
Cassidy se ofreció de voluntaria para ayudar a hacer la máquina de vapor. Miró las fotografías y le dijo a Noemí que necesitaría tres cajas. Decidió cortar puertas en cada caja para que parecieran las puertas delanteras de las máquinas.
Cassidy tuvo la idea de fijar las tres cajas con pegamento o cinta adhesiva para que parecieran la máquina de verdad. Decidió que la cinta adhesiva serviría mejor y comenzó a usarla para juntar las cajas. Natalia la ayudó a usar la cinta.
Al día siguiente volvimos a mirar la fotografía y notamos que la máquina de verdad era de color gris. Patty y Erica decidieron pintarnos la máquina. Aprendimos a hacer pintura gris mezclando pintura blanca con pintura negra.
Lindsey notó que nuestra máquina no tenía mangos como la máquina de verdad. Ella tomó platos de papel, les cortó huecos de modo que parecieran los mangos y los pintó de gris. Decidimos fijar los mangos a la máquina con puntillas para que los mangos en forma de ruedas pudieran dar vueltas.
Justin se emocionó al aparentar que era Sam de la cocina escolar de verdad. Determinó que necesitaba cocinar al vapor los vegetales para los almuerzos de los alumnos.
Cuando los niños empezaron a jugar a la cocina escolar, se dieron cuenta que no tenían un horno. Carey y Shantel miraron las fotografías del horno y decidieron hacer el horno para nuestra cocina. Carey halló una caja de tamaño mediano y explicó que iba a envolverla de papel de aluminio para que se viera brillante como el horno de verdad. Ella y Shantel envolvieron la caja con el papel de aluminio y luego lo sujetaron con cinta adhesiva.
Los niños empezaron enseguida a usar el horno. Juan horneó unos burritos para nuestro almuerzo escolar. Recordó usar las agarradoras para no quemarse las manos.
A lo largo del proyecto, observé que los niños usaban una variedad de materiales en el aula para crear cosas que les tenían significado. Se mostraron cuidadosos al usar las tijeras. Habían aprendido a usar la cinta adhesiva sacando tiras pequeñas. Cada grupo que hizo una construcción fue muy complaciente al momento de la limpieza y devolvió los materiales a su lugar. De este modo se evidenció definitivamente una comunidad de aprendizaje cariñosa y respetuosa.
Una vez que las comidas se habían preparado y se habían entregado al programa preescolar aparentado, los niños empezaron a limpiar la cocina y decidieron que necesitarían un lavaplatos para lavar todos los trastes del programa. Carey, Erica y Juan miraron las fotografías del lavaplatos que habíamos sacado.
Carey tuvo la idea de usar algún tipo de papel para hacer las tiras de hule de la parte frontal del lavaplatos. Ella fue al centro de artes y halló papel crespón. Halló papel de un color de azul que se asemejaba al color del lavaplatos de verdad. Luego midió la largura de papel que se ajustara a la caja que los niños iban a usar para hacer el lavaplatos. Ella sabía que necesitaría tijeras y cinta adhesiva para fijar el papel. Juan la ayudó a sujetar el papel mientras Carey lo cortó.
Carey y Juan colaboraron para completar la tarea. Juan fijó las tiras de papel a la caja para que pareciera el lavaplatos de verdad.
Erica examinó detenidamente las fotografías del escurreplatos del lavaplatos y luego empezó a doblar unas limpia-pipas. Noemí le mostró unas varas de plástico, las cuales la niña fijó a las limpia-pipas. Fijó la parte inferior de las mismas a la caja con cinta adhesiva.
Después de terminar el lavaplatos, Carey, Juan y Erica lo pusieron a prueba poniendo platos en el escurreplatos. ¡Funcionó a la perfección!
Ya teníamos una completa cocina escolar, al igual que la que visitamos en Brody Middle School. Los niños llegaron a estar absortos en escenificar el proceso entero de la preparación de nuestros almuerzos. Siguieron dramatizándolo durante más de tres semanas.
Fase 3: La conclusión del proyecto
La película de la Cocina Escolar Dunlap
Después de hacer el camión de alimentos y todos los equipos de la cocina, los niños hacían la cuenta de preparar los almuerzos para el programa preescolar. Algunos niños aparentaban trabajar en la cocina preparando los almuerzos y algunos aparentaban manejar el camión y entregar los almuerzos a la escuela. Otros grupos de niños aparentaban ser los preescolares, repartiendo los alimentos a las bandejas y comiendo. Ya teníamos los varios libros que los niños habían hecho y que podían mostrarles a sus familias para comunicarles lo que habían aprendido sobre la cocina escolar. La clase discutió presentar una escena de teatro, pero eso ya lo habían hecho durante nuestro proyecto sobre el estanque. Yo sugerí que podía grabar en vídeo a los niños haciendo los almuerzos, como la grabación que se hizo durante la visita al sitio. La idea les encantó a los niños y por lo tanto la clase empezó a planificar para hacer la película. Primero decidimos quién tomaría cuál papel de la película. Luego escogimos los platos del menú del día. Después de grabarse el vídeo yo hice varias copias. Los niños se turnaron en llevar el vídeo a casa para que sus familias pudieran gozar de mirar a los niños de la clase representar la preparación de nuestros almuerzos.
Cuando escogimos los platos del menú, David se encargó de usar el horno para hacer 'nuggets' (trocitos empanizados) de pollo.
Shantel hizo los panecillos y Heather hizo el puré de manzanas.
Justin sacó los 'nuggets' de pollo del horno.
Natalia contó las cajitas de leche para entregarlas al programa preescolar. Tuvo que contar hasta 19.
Se cargaron las carretas con todos los alimentos. Luego Juan cargó el camión con las carretas.
José y Juan manejaron el camión y entregaron los almuerzos a la escuela.
Mientras tanto, en el programa preescolar, Lindsey hizo la cuenta de ser Noemí. Tuvo que apuntar el número de niños que iban a comer el almuerzo. Luego tuvo que llamar a la cocina escolar e informarles cuánta comida debían preparar.
Cuando el camión entregó las comidas al programa preescolar, Lindsey y Gloria las repartieron a las bandejas.
Después de que los almuerzos se habían distribuido a las mesas, los niños preescolares se lavaron las manos. Luego se sentaron juntos y gozaron de un almuerzo muy rico.
Como parte de la conclusión del proyecto sobre nuestros almuerzos, la clase reflexionó sobre lo aprendido. Una vez más, yo les pregunté a los niños sobre lo que sabían del almuerzo. Hicimos una nueva red de conceptos y la comparamos con nuestra primera red sobre "Nuestros almuerzos". Los niños pudieron ver por sí mismos que ¡ya eran peritos del almuerzo! Ambas redes de conceptos se exhibieron en el corredor para que los padres y madres y otras personas de la comunidad pudieran observar el crecimiento en el aprendizaje de los niños.
Después de crear todo el equipo para la cocina escolar, los niños empezaron a desarrollar un esquema complejo de escenificación del proceso entero de la preparación de los almuerzos y su entrega al programa preescolar. Casi todos los niños de la clase participaron de alguna manera y pasaban casi toda la hora de elección libre dramatizando la cocina escolar. Durante la dramatización, yo podía discernir los varios conocimientos que los niños habían adquirido de la experiencia del proyecto. Percibí que tenían una comprensión sólida del proceso que se llevaba a cabo a fin de producir una comida para nuestro programa preescolar. Observé de primera mano su comprensión de las varias tareas y de lo que era necesario a fin de llevarlas a cabo en la preparación de nuestros almuerzos. Noté un aumento en los vocabularios de los niños al usar tales palabras como 'montacargas' ('lift' en inglés) para referirse al camión, o al hablar de cocinar los vegetales al vapor. Los niños practicaron sus habilidades para resolver problemas al discutir quién tomaría cuál papel, como el del conductor del camión o el de Noemí.
Comprendo la importancia del juego en la vida de los niños preescolares y el valor de concederles suficiente tiempo como para establecer una estructura compleja de sus juegos. Por medio de este tipo de juego, los niños pueden consolidar su comprensión de las experiencias que han tenido por medio del proyecto. Los niños necesitan tal oportunidad de repasar una escena una y otra vez a fin de conectar los conocimientos que acaban de adquirir con sus experiencias anteriores de aprendizaje. De este modo desarrollan en sus mentes estructuras complejas de comprensión basadas en los juegos dramáticos que surgen del aprendizaje por proyectos.
Reconocimientos
Quisiera agradecerle a todo el personal de alimentos y nutrición de la escuela Brody Middle School por ayudarnos a aprender tantas cosas acerca de nuestros almuerzos. Quisiera agradecerle también a Linda Anderson, del Departamento de Alimentos y Nutrición del Distrito de Escuelas Públicas de Des Moines, por ayudarnos con la visita al sitio. Quiero expresarle mi gratitud especialmente a Noemí Méndez, nuestra ayudante de maestros, quien nos ha aportado tanto apoyo a los niños y a mí mientras exploramos juntos durante nuestros varios proyectos.
Información de la autora
Josie Floerchinger es maestra preescolar en el programa Dunlap Exemplary Preschool en Des Moines (Iowa). Se graduó de Iowa State University con el título en la educación en primaria. Recibió el Early Childhood Endorsement, una certificación docente preescolar, de Drake University en Des Moines (Iowa). Previamente dio clases de primer grado por cuatro años y dio clases a niños de 5 y 6 años de edad en un aula de edades múltiples por cuatro años en Moulton Extended Learning Center, una escuela que también forma parte del Distrito de Escuelas Públicas (Des Moines Public Schools).
Josie Floerchinger
Preschool Teacher
Dunlap Exemplary Preschool
918 S.E. 11 th
Des Moines, IA 50309
Email: floerchinger1@mchsi.com